La desertificación es un proceso de degradación de las tierras en zonas áridas, causado por factores climáticos y actividades humanas que reducen su productividad. La sequía, por su parte, es un período prolongado con insuficiencia de agua que agrava este problema, afectando tanto al medio ambiente como a las comunidades humanas.
Ambas amenazas están estrechamente relacionadas y ponen en riesgo la biodiversidad, la agricultura y el acceso al agua en el mundo.
Características y Problemáticas:
Pérdida de biodiversidad: Las tierras degradadas no pueden sostener la misma variedad de especies, afectando gravemente a los ecosistemas.
Escasez de agua: La reducción de la vegetación provoca mayor vulnerabilidad a la sequía.
Impacto agrícola: Las tierras desertificadas pierden fertilidad, afectando la producción de alimentos y generando inseguridad alimentaria.
Según datos de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD), cerca de 50 millones de personas podrían ser desplazadas en la próxima década debido a la desertificación.
Tomemos Acción: Combatir estos problemas implica proteger los suelos, gestionar el agua de manera sostenible y fomentar prácticas responsables para garantizar el bienestar de las generaciones futuras. ¡Es hora de actuar!
