La resiliencia se define como la capacidad de adaptarse y recuperarse frente a situaciones adversas. En el contexto de la crisis climática, la resiliencia implica la capacidad de las sociedades y los ecosistemas para resistir, asumir y adaptarse a los impactos del cambio climático.
Ya que el agua y el cambio climático están íntimamente relacionados, es fundamental abordar este desafío desde una perspectiva asociada al Desarrollo Sostenible, es decir, que se promueva el bienestar humano y la equidad social al mismo tiempo que se protege y conserva el medio ambiente.
Derivado de esta crisis, son notorios los fenómenos hidrometeorológicos extremos, teniendo lugar en este momento, el fenómeno del niño calentando las aguas del océano pacifico, repercutiendo en la humedad y las precipitaciones para el continente americano; a nivel nacional, los índices del Sistema Meteorológico Nacional, muestran una oscilante permanencia de la sequía, hallándose entre “anormalmente seco y sequía extrema”; a nivel local, son sabidas las condiciones que se tienen por el llamado estiaje, donde la poca disponibilidad de agua que se tiene por la ausencia de lluvias, se ve rebasada en la demanda como respuesta al exceso de las temperaturas.
Por otro lado, la desertificación, que ocurre cuando desaparecen las condiciones para la fertilidad del suelo, no sólo se convierte en un evento perturbador para la subsistencia de la biodiversidad o el desarrollo de las actividades humanas, sino que impacta de manera directa en el escurrimiento y la recarga de las aguas subterráneas, así como el incremento en las temperaturas sobre la superficie.
La catástrofe ambiental, rápidamente se resiente en el desarrollo social, haciendo cada vez más prominentes fenómenos como la migración, la irradiación de la pobreza, los conflictos civiles, y por supuesto el riesgo a la salud.
En Matehuala, como en la región, con condiciones hidrográficas donde la precipitación media anual es de 406 milímetros, al interior de un ecosistema semidesértico, no hay otra forma de abastecer agua para el consumo humano, que con la extracción de las agua subterráneas de la cuenca “El Salado” localizada entre los municipios de Cedral y Vanegas.
A pesar de contar con una capacidad de extracción de 248 litros por segundo, esta cantidad, en la actualidad es insuficiente para sostener el abasto de agua a los más de 100 mil habitantes de esta ciudad, paralelamente los 13 pozos que administra el Organismo Operador SAPSAM, año con año muestran mayores signos de sobre explotación dando lugar al estrés hídrico.
Ante esta situación, es necesario implementar medidas de gestión del agua y adaptación al cambio climático que promuevan la sostenibilidad y la resiliencia en la región, y es en ese sentido que se invita a los usuarios a adoptar prácticas como las que se enuncian a continuación, para el aprovechamiento de los recursos hídricos.
Cosecha de agua de lluvia. La captura de agua de lluvia es particularmente útil en regiones con una distribución desigual de las precipitaciones para aumentar la resiliencia ante las crisis y garantizar el suministro durante los períodos secos.
Adoptar una agricultura climáticamente inteligente. Usar técnicas de conservación para mejorar la materia orgánica para aumentar la retención de humedad del suelo; riego por goteo; reducir las pérdidas posteriores a la cosecha y el desperdicio de alimentos; y, transformar los residuos en una fuente de nutrientes o biocombustibles/biogás.
Reutilización de aguas residuales. Los recursos hídricos no convencionales, como las aguas residuales tratadas reguladas, se pueden utilizar para el riego y para fines industriales y municipales.
Las aguas residuales gestionadas de forma segura son una fuente asequible y sostenible de agua, energía, nutriente y otros materiales recuperables.
Otra forma de contribuir, es realizar el pago oportuno del recibo de agua para contribuir a la gestión y administración de las fuentes de abastecimiento y la infraestructura para la provisión del vital líquito. De acuerdo a las demarcaciones de la Ley de Aguas del Estado de San Luis Potosí que describe en artículo 92° fracción VIII:
Utilizar todos los ingresos que recaude, obtenga o reciba, exclusivamente en los servicios públicos que preste, destinándolos en forma prioritaria a incrementar la efectividad de la administración y operación del organismo, y posteriormente, a ampliar la infraestructura hidráulica, ya que en ningún caso podrán ser destinados a otros fines;
Antiguo Mural de Cultura del Agua. Por Tomás Oswaldo Martínez Vivanco y Fernando Reyes Nieto